Pensar y repensar las ideas para el éxito de tus proyectos

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el arte de emprender

Preparemos nuestros propósitos con nuestros planes a desarrollar para el próximo año nuevo.

Por RAFAEL NINO FÉLIZ 

Los dominicanos somos emprendedores por naturaleza. Con una idea pensada, repensada y bien concebida, desarrollamos un gran proyecto, que puede ser empresarial, científico, político, social, ambiental, religioso, cultural, familiar, comunitario, o de cualquier otro tipo, pero proyecto al fin. En los asuntos humanos no hay una sola empresa que no haya sido primero una idea que luego se convirtió en un gran proyecto.

Viví un corto tiempo en Nueva York y pude hacer la sociología necesaria y suficiente para ver cómo o de qué manera los dominicanos se las ingenian para convertir sus proyectos e ideas en verdaderas empresas, instituciones o espacios de superación personal. Y esto último es, sin dudas, un gran proyecto. Superarse desde la nada y la esperanza, en cualquier parte del mundo ha sido, es y será siempre una maravilla. Un proyecto de vida.

Estamos al filo del nuevo año y se hace necesario que hablemos de los proyectos que desarrollaremos como emprendedores, creativos, soñadores con los pies en la tierra.

Hace un tiempo, caminando por el parqueo de la Facultad de Artes de la academia estatal, espacio académico que apoyé para su creación mientras fui miembro, por primera ocasión, del Consejo Universitario, dos jóvenes egresados me dijeron: «usted fue nuestro profesor; usted nos dio clases; hoy somos empresarios, porque nunca olvidamos que usted nos dijo que, para «montar un proyecto, lo primero era la idea y luego el dinero».

Escribo estas ideas con el pleno conocimiento de que, sin ideas ni proyectos -y esto es válido para las familias- es imposible tener éxito en los asuntos humanos. De cara al horizonte y al futuro, todo debe basarse en un proyecto con ideas a pruebas de certidumbre o pertinencia.

Preparemos nuestros propósitos con nuestros planes a desarrollar para el próximo año nuevo. Definamos nuestras ideas repensando lo pensado, y esto se logra en momentos de mucha paz espiritual y realizando algunas consultas puntuales y precisas, sin convertir dichas consultas en una actividad emotiva o emocional ni en un concurso de simpatía o de belleza. Las muchas consultas terminan matando los mejores proyectos

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